La iniciativa partió de san Enrique de Ossó, fundador de la Compañía de Santa Teresa de Jesús (o Teresianas), quien planeó construir un conjunto de convento, colegio femenino e internado.[1]​ Para ello compró un solar de 26 104 m²[2]​ en San Gervasio de Cassolas a la familia Ganduxer —que dio nombre a la calle en la que se ubica el colegio—, por un precio de 130 000 pesetas, el 4 de mayo de 1888.[3]​ Para sufragar los gastos se emitieron títulos al portador al 3 % anual, que iban de las 25 a las 25 000 pesetas.[4]​

La construcción se inició en 1888 —la primera piedra se colocó el 1 de septiembre— bajo la dirección del arquitecto Joan Baptista Pons i Trabal,[5]​ quien diseñó una estructura en forma de U, en estilo bizantino, sobrio y austero.[6]​

Sin embargo, poco después Ossó encargó el proyecto a Gaudí, que ya había adquirido renombre tanto como arquitecto como persona devota, razón por la cual Ossó se decantó por él. Ambos tenían amigos comunes, como el canónigo vicense Jaume Collell i Bancells o el sacerdote y poeta Jacinto Verdaguer.[7]​ Las obras se prolongaron de 1888 a 1890, dirigidas por el maestro de obras Claudi Alsina.[8]​

Del proyecto inicial de Pons i Trabal se había realizado tan solo los cimientos.[9]​ Gaudí cumplió la voluntad de la orden de reflejar austeridad en el edificio, en cumplimiento del voto de pobreza, por lo que, siguiendo las indicaciones de las religiosas, proyectó un edificio sobrio, realizado sobre todo en ladrillo, aunque también se empleó la cerámica en motivos ornamentales, así como elementos de forja y carpintería. Se cuenta la anécdota de que, ante la insistencia del padre Ossó de ceñirse al presupuesto, Gaudí le contestó un día:

Utilizando el argumento de que el ladrillo no era caro, y que no había gran diferencia de costes en colocar las piezas de una forma o de otra, fue creando elementos decorativos donde le fue posible, tanto en el exterior como en el interior. También incorporó a la fachada rejas de hierro forjado, uno de sus materiales preferidos, y la coronó con un conjunto de almenas que sugieren un castillo, posible alusión a la obra de santa Teresa Las moradas (también conocida como El castillo interior).[11]​

El colegio fue ocupado por las primeras monjas y estudiantes internas en mayo de 1890 y, el 8 de junio de 1891, se realizaron las primeras comuniones, a cargo del obispo Joan Baptista Grau i Vallespinós.[12]​

En 1908 Gaudí proyectó una capilla que no llegó a realizar por desacuerdos con la superiora del convento, Saturnina Jassà, que la quería en el primer piso para uso exclusivo de las monjas, mientras el arquitecto opinaba que debía estar en la planta baja, para uso público. La actual, de estilo neogótico, es obra de Gabriel Borrell i Cardona, finalizada en 1913.[12]​

El colegio sufrió algunos desperfectos en 1936, al inicio de la Guerra Civil, fecha en que se perdieron los planos originales del edificio, guardados en los bajos.[12]​ Durante la contienda el edificio sirvió de hospital y asilo de ancianos.[13]​

En 1946 se construyó un pabellón anexo en la parte izquierda del colegio, obra de José Pellicer Gambús.[14]​

En 1969 fue declarado Monumento histórico-artístico de Interés Nacional.[14]​