Illa de Tabarca

( Isla de Tabarca )

La isla de Tabarca, de Nueva Tabarca o Plana,[2]​ oficialmente Isla Plana o Nueva Tabarca (en valenciano, Illa Plana o Nova Tabarca), es una isla del mar Mediterráneo que se encuentra a unos 22 kilómetros de la ciudad española de Alicante, a unos 8 km del puerto de Santa Pola y a poco más de 4300 metros (2,35 millas náuticas) del cabo de Santa Pola.[3]​ Se trata de la isla más grande de la Comunidad Valenciana y la única habitada.[4]​ Administrativamente está considerada como partida rural de Alicante,[3]​ y en ella se halla la ciudadLeer más

La isla de Tabarca, de Nueva Tabarca o Plana,[2]​ oficialmente Isla Plana o Nueva Tabarca (en valenciano, Illa Plana o Nova Tabarca), es una isla del mar Mediterráneo que se encuentra a unos 22 kilómetros de la ciudad española de Alicante, a unos 8 km del puerto de Santa Pola y a poco más de 4300 metros (2,35 millas náuticas) del cabo de Santa Pola.[3]​ Se trata de la isla más grande de la Comunidad Valenciana y la única habitada.[4]​ Administrativamente está considerada como partida rural de Alicante,[3]​ y en ella se halla la ciudad[5][6][7]​ de Tabarca, que contaba con 51 habitantes en 2019.[8]

En la isla se han recuperado materiales de época romana, que evidencian que ya entonces debió estar poblada, aunque no se han localizado restos de construcciones que den fe de un poblamiento estable.[1]​ No obstante, existen restos de una necrópolis y de pecios con ánforas,[2]​ así como edificaciones quizá industriales.[3]​ Probablemente se identifica con la Planesia de los antiguos griegos,[4]​ que Estrabón describió como una isla peligrosa por la abundancia de escollos, hecho que podría confirmarse por los diversos naufragios de naves romanas que se han hallado en las cercanías de la isla.[5]​ Otro argumento a favor de esta hipótesis es que el geógrafo ceutí al-Idrisi menciona la isla como بلناسية (Blanāsīa), clara derivación del nombre griego.[6]

Las primeras noticias sobre la necesidad de establecer alguna fortificación datan del siglo XIII. En 1337 se autorizó la construcción de una torre, pero se desconoce si llegó a realizarse. Comoquiera que fuera, en 1427 se propuso organizar un buen sistema defensivo para impedir que fuera ocupada por los corsarios berberiscos venidos de Argel, que la usaban como base de sus acciones contra el Campo de Alicante y el Bajo Vinalopó.[1]​ Durante esta época se la conocía popularmente como Isla de San Pablo (Illa de Sant Pau), ya que según la tradición éste fue el lugar donde desembarcó el apóstol.[4]​ Fue conocida también como Isla Plana (Illa Plana), aunque los cronistas persisten en las denominaciones Alones Insula e Islote de Santa Pola. En época de Felipe III se consideró la idea de construir una fortificación de grandes dimensiones, pero esta se desechó por los gastos que entrañaría su mantenimiento. Pese a todo, en 1760 comenzaron a construirse las primeras edificaciones de la isla,[1]​ de la mano del conde de Aranda, que había promovido también la colonización de Sierra Morena.[7]

 Plano original de la fortificación tal y como se proyectó, que se conserva en el Archivo Histórico Nacional.

La historia de la actual Tabarca comienza en 1768, cuando Carlos III, instado por el trinitario fray Alonso Cano Nieto,[4]​ consiguió la redención de un grupo de 323 personas de origen ligur que, bajo el gobierno de la República de Génova se habían instalado en la isla tunecina de Tabarka. Esta isla, que distaba unos trescientos metros de las costas norteafricanas, había sido sometida por Ali I, bey de Túnez, en 1741 y había reducido a sus habitantes a la esclavitud y llevados a Argel.[1]​ Casi un tercio murieron durante los tres primeros años de esclavitud en África.[8]​ En ese estado permanecieron los supervivientes hasta el 14 de octubre de 1768, cuando comenzó el rescate, promovido por Carlos III y encargado en secreto a los provinciales de Castilla de las dos órdenes redentoras: fr. Alonso Cano Nieto, trinitario calzado, y fr. Antonio Manuel de Artalejo, mercedario descalzo. La redención se alargó hasta el 8 de diciembre del mismo año.[9]​ Probablemente los tabarquinos llegaron por vía marítima a Cartagena y, de allí, en carretas hasta Alicante, donde, tras la procesión de acción de gracias de los cautivos, quedaron provisionalmente instalados en el antiguo Real Colegio de la Compañía de Jesús,[7]​ vacío tras la expulsión de los jesuitas en 1767.[9]​ La fecha tradicional de su llegada a la ciudad es el 19 de marzo de 1769. Finalmente el conde de Aranda consiguió su traslado a la isla de Santa Pola, a fin de permitirles recuperar el hábitat cotidiano, así como que pudieran seguir ejerciendo la pesca como actividad predominante. Además, el conde había estimado que una población civil estable en la isla sería una gran ventaja a la hora de mantener la plaza.[9]​ Por tanto, no sólo se construyó un fuerte, sino que también se edificó un poblado con categoría de ciudad,[9]​ que tomó el nombre de Nueva Tabarca.[3][1]​ En total, fueron 296 los tabarquinos instalados en la isla, de los cuales 31 habían nacido en Italia, 137 en Tabarka, 70 durante el cautiverio en Túnez y 58 durante el cautiverio en Argel.[10]​ Todo este episodio aparece recogido en el mismo libro de bautizos de la parroquia de San Pedro y San Pablo de la siguiente manera:

"Ciertamente consta que entre las muchas islas que pueblan el Mediterráneo, hay una muy pequeña llamada Tabarca, distante de tierra firme de África poco más de un tiro de piedra. Era ésta protegida y gobernada por la insigne República de Génova y habitada de inmemorial tiempo de cristianos. Fue tomada esta isla por el rey de Túnez en año mil setecientos cuarenta y uno, quedando todos cautivos bajo este rey bárbaro. Quince años y meses estuvieron estos miserables tabarquinos llorando en Túnez su cautiverio. Hasta que moviéndose guerra entre Túnez y Argel, sin dejar de ser cautivos, pasaron a serlo del argelino, de Túnez pasaron a Argel, en cuyo tránsito parieron muchas mujeres en el camino, con la mayor penalidad y trabajo. Estuvieron estos desgraciados tabarquinos bajo el yugo del argelino doce años y meses. Pero, sin embargo de haber pasado la mayor parte del pueblo a Argel, quedaron algunas familias tabarquinas en la ciudad de Túnez, por cuyas cenizas eran varias las romerías que hizo el reverendo padre fray Juan Bautista Riverola, agustino, cura del pueblo, desde Argel a Túnez y de Túnez a Argel, para visitar, asistir y consolar a su amado pueblo; y cuando más se imposibilitaba su rescate y menos pensaba en su redención, nuestro católico monarca, de eterna memoria, don Carlos III, el año de mil setecientos sesenta y nueve, los redimió con suma liberalidad y magnificencia, día de la Concepción Purísima de María Santísima, se efectuó el precio de su redención, fueron conducidos a la ciudad de Alicante, trescientos noventa y cuatro con el expresado cura. Luego que estuvieron en Alicante, se pensó en buscar un lugar proporcionado, para hacer decentes habitaciones para estas redimidas familias, y el primer ministro gobernador y presidente del Consejo, el Excmo. Conde de Aranda, influyó para con el monarca, para que la isla Plana de San Pablo fuera lugar elegido para su morada y descanso."
Libro primero de Bautismos de la parroquia de Nueva Tabarca.[9]

A cada familia le fue asignada en la isla una casa numerada, con acto formal y recibo regular. Además, se concedió a los colonos una serie de privilegios y exenciones, eximiéndoles del servicio de las armas y del pago de los impuestos directos e indirectos a que estaban sujetos los pueblos de la monarquía.[9]​ La seguridad fue confiada a una galeota y para el desarrollo de la pesca se concedieron seis embarcaciones aparejadas.[10]​ El origen genovés de sus habitantes actuales es fácil de comprobarse a través de un seguimiento histórico de los apellidos más comunes, algunos fonéticamente hispanizados: Buzo, Capriata, Chacopino (Jacopino), Colomba, Russo, etc.[4]

 Vista de la ciudad desde el Campo.

Las primeras casas se terminaron en 1770, año en que se trasladó a los tabarquinos a la isla. Las obras corrieron a cargo del ingeniero militar Fernando Méndez de Ras,[3]​ que construyó murallas, baterías, baluartes, tenazas, puertas, almacenes y glacis.[1]​ Las obras concluyeron con la construcción de casas para los colonos, bóvedas subterráneas donde almacenar los pertrechos militares, caballerizas, la iglesia, la casa del gobernador y las casas de Ayuntamiento, por si alguna vez llegara a tenerlo (cosa que nunca sucedió). Además, se realizó toda una serie de instalaciones imprescindibles para la vida isleña, como lavadero, cisterna para el agua de lluvia, hornos de pan, cal y yeso, etc.[1]

Nueve años después del comienzo de la colonización, entre el 24 y el 25 de marzo de 1779, viajó a la isla una comisión encargada de recopilar un elenco de los residentes, correspondiente con la real situación residencial y laboral de cada uno, cuyo informe sugirió una clara situación de declive: la tierra apenas se trabajaba debido a la poca calidad del terreno, las embarcaciones estaban en desuso y faltas de mantenimiento, la mayoría de los colonos vivía rozando la miseria, la fortaleza ya estaba comenzando a desmoronarse, faltaba agua, etc.[10]​ Por tanto, fue necesario un plan específico para activar a la población residente, que se tradujo en la llegada de José Rouge como comandante interino de la Plaza.[10]

Sin embargo, la nueva situación geopolítica de finales del siglo XVIII y principios del XIX obligó a un cambio en los objetivos de España en el mar Mediterráneo, lo que redujo drásticamente la importancia militar de la isla y, por ende, el número de la guarnición.[3]​ Además, en 1835, con la implantación del sistema constitucional se retiraron todos los privilegios y exenciones de que disfrutaban los tabarquinos.[9]​ En el Diccionario de Madoz (1845-1850) se describe Tabarca ya en una fase de cierto declive:

Para gobierno de la pobl[ación] y de la isla háy un alc[alde] p[edáneo] dependiente del ayunt[amiento] de Alicante, nombrado por el Gefe Político, un gobernador o comandante militar, y un alc[alde] de mar, que nombra el comandante de la marina de la prov[incia]. Está edificada con regulares murallas y un espacioso cast[illo] llamado de San Pablo [...] Comprende unas 100 casas habitables, sobresaliendo entre ellas la del gobernador y la del cura; se hallan todas en mal estado, y se distribuyen en 2 calles principales, 6 callejones y una plaza cuadrada [...] con un algibe á cada lado. Sirve de cárcel una torre sit[uada] á 300 varas de dist[ancia] de la c[iudad], en la que hay ademas una igl[esia] parr[oquial] (San Pablo) [...] El comercio es nulo; solo tiene 7 pequeñas tiendas de comestibles que proveen el pueblo de lo necesario á la vida, y un horno que abastece el ramo del pan. Pobl[ación]: 100 vec[inos], 500 alm[as] [...]
Diccionario de Madoz[11]

Finalmente, la guarnición, junto con el gobernador, abandonó la isla en 1850,[12]​ momento en que empieza realmente el declive de la isla, que no se recuperaría hasta bien entrada la década de 1960.[3]​ En 1854 se inauguró el faro, que llegó a ser escuela de fareros.[9]

Debido por una parte al descenso continuado de la población, y por otro a los planes especiales de protección redactados desde mediados del siglo XX, las escasas construcciones nuevas se han situado en el interior del recinto amurallado y en la zona del istmo, conservando así la isla en conjunto un aspecto similar al que tenía en el siglo XVIII.[3]​ Desde la década de 1980 se han llevado a cabo obras de restauración en la mayoría de los edificios de la isla como las murallas, el faro, la iglesia y, con mayor envergadura debido al avanzado estado de ruina que presentaba, la Casa del Gobernador.[3]​ El 14 de abril de 1983 se declaró la isla reserva marina, «a fin de preservar la fauna y flora marina de la zona y servir de base de repoblación en beneficio de la riqueza ecológica de las aguas colindantes».[9]​ Aunque las casas originales se han ido sustituyendo a lo largo de los años, el único conjunto de vivienda específicamente nuevo lo constituyen un pequeño conjunto de adosados en la parte suroeste del recinto amurallado, diseñados por el arquitecto Juan Luis Gallego.[3]

Es la única isla habitada (junto con la de La Graciosa) del territorio español libre de la pandemia de enfermedad por coronavirus de 2020.[13]

a b c d e f g Varela, Santiago; Juan Calduch (1983). «Nueva Tabarca / Nova Tabarca: 1. Generalidades / 1. Generalitats». Alicante / Alacant, Tabarca: Rutas de aproximación al patrimonio cultural valenciano / Rutes d'aproximació al patrimoni cultural valencià. Joaquín Lara (diseño gráfico). Servicio de patrimonio arquitectónico: Conselleria de Cultura, Educación y Ciencia: Generalidad Valenciana.  «Historia y usos». Ayuntamiento de Alicante: Reserva Marina de Tabarca. Archivado desde el original el 13 de junio de 2005. Consultado el 29 de junio de 2010.  a b c d e f g h Varela Botella, Santiago (16 de junio de 2007). «Viaje a Nueva Tabarca: El territorio y la arquitectura: Breve descripción de una construcción que sobrevive a la utopía». Col·legi d'Arquitectes de la Comunitat Valenciana y Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante. Archivado desde el original el 4 de junio de 2014. Consultado el 30 de junio de 2010.  a b c d Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas tabarcenci Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas cron7 Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas planesenci a b Armando Parodi (20 de enero de 2008). «Crónicas tabarquinas (II)». Alicante Vivo. Consultado el 30 de junio de 2010.  Robert C. Davis (agosto de 2001). «Counting European Slaves on the Barbary Coast». Past & Present (en inglés) (Oxford University Press por cuenta de The Past and Present Society) (172). ISSN 0031-2746. Consultado el 29 de enero de 2024. «those enslaved when the Tunisians seized Tabarca in 1741: 900 or so at the beginning, they were down to 635 three years later ».  a b c d e f g h i Cerdán Tato, Enrique (1998). «Tabarca: la isla de los nombres perdidos». La isla posible. Tabarca (Alicante): Actas del Congreso de la Asociación Española de Estudios Literarios Hispanoamericanos.  a b c d Armando Parodi (30 de septiembre de 2009). «7 de marzo de 1769: Los tabarquinos llegan a Alicante». Alicante Vivo. Consultado el 30 de junio de 2010.  Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas madoz «Nuestra provincia en el recuerdo: Tabarca 1». Alicante Vivo. 4 de mayo de 2007. Consultado el 30 de junio de 2010.  «Así se vive en la isla española sin coronavirus: “Aquí tenemos fácil quedarnos en cero casos”». El Confidencial. 8 de abril de 2020. Consultado el 10 de abril de 2020. 
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