Red vial del Tahuantinsuyo

La red vial del Tahuantinsuyo (en quechua, Qhapaq Ñan, Cápac Ñam o Inka naani) fue sistema de caminos de vastas distancias en la civilización incaica, enlazando ciudades importantes tanto de la costa como de la sierra. Su estructura se basó en dos ejes longitudinales: el sector cordillerano y el sector llano costero. Este sistema, legado milenario de culturas preincaicas, alcanzó su máximo esplendor durante el apoge del Tahuantinsuyo.

En idioma quechua, Qhapaq Ñan se traduce como "recorrido del rey o del poderoso"[1]​, o simplemente "camino del Inca", abarcando la totalidad de esta compleja red de rutas, que superaban los 30 000 kilómetros,[2]​ también haciendo referencia al camino principal, con una longitud de aproximadamente 5200 km de longitud. Todos estos ...Leer más

La red vial del Tahuantinsuyo (en quechua, Qhapaq Ñan, Cápac Ñam o Inka naani) fue sistema de caminos de vastas distancias en la civilización incaica, enlazando ciudades importantes tanto de la costa como de la sierra. Su estructura se basó en dos ejes longitudinales: el sector cordillerano y el sector llano costero. Este sistema, legado milenario de culturas preincaicas, alcanzó su máximo esplendor durante el apoge del Tahuantinsuyo.

En idioma quechua, Qhapaq Ñan se traduce como "recorrido del rey o del poderoso"[1]​, o simplemente "camino del Inca", abarcando la totalidad de esta compleja red de rutas, que superaban los 30 000 kilómetros,[2]​ también haciendo referencia al camino principal, con una longitud de aproximadamente 5200 km de longitud. Todos estos caminos convergían en Cusco, la capital del Tahuantinsuyo, facilitaban la comunicación con los distintos pueblos anexados durante la expansión incaica y, al mismo tiempo, sirviendo como un eficaz medio de integración política, administrativa, socioeconómica y cultural.

Dada la extensión geográfica Qhapaq Ñan, que conectaba localidades tan distantes como Quito, Cusco y Tucumán, los conquistadores españoles lo emplearon durante el siglo XVI para transitar a través de Perú, Bolivia, Chile y las pampas cordilleranas argentinas.

En 2014, mediante una iniciativa conjunta de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, la Unesco declaró el Qhapaq Ñam como Patrimonio de la Humanidad, reconociendo su importancia histórica y cultural[3]​.

El famoso «camino inca», que une la ciudad de Cusco con el santuario histórico de Machu Picchu, es solo una parte mínima e intra-regional de la gigantesca red del Qhapaq Ñan.

Es importante destacar que el famoso "camino inca", que une la ciudad de Cusco con el santuario histórico de Machu Picchu, representa solo una fracción mínima e intra-regional de la extensa red del Qhapaq Ñan. Con una impresionante longitud total de 60,000 kilómetros[4]​, esta columna vertebral puede compararse, en términos de dimensiones, con la Ruta de la Seda o la Gran Muralla China[cita requerida].

 El camino entre el templo de Pachacámac y el Apu Pariacaca es anterior a la conquista incaica. Si bien existieron varios caminos construidos por civilizaciones complejas, es durante el Tahuantinsuyo que la red vial se incrementa notablemente. En la foto se observa una parte de la escalinata que subía hasta el nevado Pariacaca. Calzada incaica. Gran parte del camino del Inca y algunas redes viales transversales estuvieron cubiertas por bloques de piedra o lajas.Antecedentes

Varios de los caminos que actualmente se observan en el área andina ocupada por el Tahuantinsuyo tuvieron un origen preinca, siendo construidos por entidades políticas de alta complejidad como Tiahuanaco o Huari; otros caminos menores, en cambio, fueron construidos por pequeños grupos étnicos que trataron de unir centros de culto o templos regionales. Tal es el caso del camino construido entre el templo de Pachacamac (frente al mar) y el «apu» Pariacaca, nevado localizado a más de 5700 m s. n. m.[1]

La cantidad y la longitud de los caminos en la época preincaica se vio limitada por las constantes tensiones y el ambiente de guerra que vivían los señoríos y Estados; la construcción de caminos era peligrosa y solo se ejecutaban algunos tramos durante períodos de tregua. Antes de la llegada de los incas, los caminos eran exclusivamente locales, es sólo con su llegada y poder centralizador que la red vial se amplió a grandes magnitudes.[1]

Tahuantinsuyo

Cuando los incas empezaron a conquistar el resto de pueblos de Sudamérica, el dominio del espacio para la construcción de caminos quedó enteramente a disposición de la etnia cuzqueña; a partir de este momento las redes viales se incrementaron exponencialmente hasta cubrir una extensión que posiblemente alcanzó los 60 000 kilómetros.[2]

Los incas aprovecharon la red viaria existente de culturas anteriores, mejorándolas y expandiéndolas; especialmente de la cultura Huari (800-1200 d. C.) el cual dominó gran parte del Perú precolombino.

El inicio de las grandes obras viales fue llevado a cabo por orden expresa del Inca Pachacútec. Este soberano vio la necesidad de construir caminos con el objetivo de mantener el control sobre los territorios anexados, de esa manera se podían trasladar más rápidamente los funcionarios y las tropas.[1]

Según lo señala Juan de Betanzos, antes de que Pachacútec iniciase su gobierno se lo observaba pintando y dibujando caminos y puentes, especificando a los orejones cuzqueños la manera en que debían ser construidos. La obra de Pachacútec fue continuada por sus sucesores. La red vial incaica la componían tres elementos básicos: las calzadas y bordes de los caminos, los puentes y los depósitos.

La red vial era indispensable para la organización incaica, no solo para trasladar ejércitos y funcionarios sino también para la movilización de los «mitimaes», el transporte de productos cosechados en los territorios conquistados por los incas (en cada territorio existían tierras específicamente destinadas para que su producción fuera trasladada al Cuzco; estas cosechas eran almacenadas en los «tambos») y el desplazamiento de los «chasquis».[1]​ Partiendo desde el Cusco, el Quapaq Ñan permitía recorrer los cuatro «suyos del imperio incaico» (del quechua suyu: 'región' o 'territorio') que constituían el Tahuantinsuyo:

al norte el Chinchaysuyo, ocupado por grupos como los chincha, chimúes o yungas y pastos; al sureste el Collasuyo, ocupado por aymaras, qollas y puquinas; al suroeste el Contisuyo, ocupado por grupos como los conti o conde, collaguas y colonos de origen puquina; y al oriente el Antisuyo, ocupado por los antis (las actuales poblaciones nativas de la Amazonia).

El Quapaq Ñan permitió el control económico y político de estos pueblos. Al mismo tiempo, permitió su integración, el intercambio y movilización estatal de diversos productos, la transmisión de valores culturales, el acceso a los diferentes santuarios incaicos y el desarrollo de prácticas comunes; fue además un símbolo del poder imperial cusqueño y de su expansión a lo largo de la geografía sudamericana, que incluyó cuatro países andinos actuales: Bolivia, Chile, Ecuador y Perú, además del caribeño, Colombia y el rioplatense, Argentina.

a b c d María Rostworowski Tovar (octubre de 2010). Incas. Perú: Empresa Editora El Comercio S.A. p. 198. ISBN 978-612-4069-47-5.  Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas Qhapaq Ñam-elcomercio
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