Absis central de Sant Climent de Taüll

( Ábside de San Clemente de Tahull )

El Ábside de San Clemente de Tahull es una pintura románica perteneciente al conjunto de la decoración mural de la iglesia de San Clemente de Tahull en el Valle de Bohí, donde se encuentra la mayor concentración de arte románico de toda Europa, con una iglesia por cada 25 km².[1]​ Actualmente, se expone en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.

Es una de las obras maestras del románico europeo. Su genialidad reside en la combinación de elementos de diferentes visiones bíblicas –las del Apocalipsis, Isaías y Ezequiel– para presentar al Cristo del Juicio Final. Éste aparece desde el fondo provocando un movimiento centrífugo de la composición, en la que domina el sentido ornamental de los perfiles y la habilidad en la utilización del color para dar volúmenes. Por su excepcionalidad y fuerza pictórica, la obra del Maestro de Tahull se ha proyectado a la modernidad y ha fascinado a...Leer más

El Ábside de San Clemente de Tahull es una pintura románica perteneciente al conjunto de la decoración mural de la iglesia de San Clemente de Tahull en el Valle de Bohí, donde se encuentra la mayor concentración de arte románico de toda Europa, con una iglesia por cada 25 km².[1]​ Actualmente, se expone en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.

Es una de las obras maestras del románico europeo. Su genialidad reside en la combinación de elementos de diferentes visiones bíblicas –las del Apocalipsis, Isaías y Ezequiel– para presentar al Cristo del Juicio Final. Éste aparece desde el fondo provocando un movimiento centrífugo de la composición, en la que domina el sentido ornamental de los perfiles y la habilidad en la utilización del color para dar volúmenes. Por su excepcionalidad y fuerza pictórica, la obra del Maestro de Tahull se ha proyectado a la modernidad y ha fascinado a artistas de las vanguardias del siglo XX, como Picasso o Francis Picabia.[2]

 Iglesia de San Clemente de Tahull.

La iglesia de San Clemente de Tahull fue consagrada por Ramón de Roda, obispo de Roda en el año 1123, fecha pintada en una de las columnas de la nave y a la cual se asocia la creación de la pintura mural del ábside central:[1]

ANNO AB INCARNACIONE
DNI: M: C: XX: III: III: IDUS: DBR
VENIT RAIMVNDUS EPC BARBASTRE
NSIS CONSECRAVIT HAC ECLESIA IN HONORE
SANCTI CLEMENTIS MARTIRIS ET PONENS RELIQUIAS
IN ALTARE SANCTI CORNELLI EPISCOPI ET MARTIRIS.
El año de la Encarnación
del Señor 1123, el 10 de diciembre
vino Ramón, Obispo de Barbastro
consagró esta iglesia en honor
de san Clemente mártir y puso relíquias
en el altar de san Cornelio obispo y mártir.[2]
 Inscripción encontrada en una columna de la iglesia de San Clemente con la fecha de la consagración.(MNAC).

Según Joan Ainaud de Lasarte, se asocia la consagración de la iglesia con la reconquista definitiva de Barbastro y Zaragoza, y otros núcleos como Tudela, Daroca y Calatayud. Según esta teoría, el rey de Aragón, Alfonso el Batallador, recompensó económicamente a los ejércitos no aragoneses que participaron en la reconquista de estos territorios, entre los que se encontrarían personajes catalanes como el conde de Pallars y la familia Erill, bajo el dominio feudal de la que estuvo el Valle de Bohí y familia con la que el obispo Ramón de Roda mantenía una estrecha relación. De este modo, las pinturas murales de San Clemente de Tahull podrían haber sido consecuencia de estos favores.[3][4]

Con el paso del tiempo, las pinturas románicas quedaron escondidas detrás de retablos, encaladas o perdidas para siempre, hasta que a principios del siglo XIX, con el retorno de la razón sobre el oscurantismo por un lado, y la voluntad de recuperación de la cultura catalana con la Renaixença por otro, recobraron su importancia.[5]

Redescubrimiento

En 1907, el Instituto de Estudios Catalanes llevó a cabo una expedición a San Clemente de Tahull, que acabó con la publicación del trabajo resultante, con el objetivo de dar a conocer la obra. Años después, en 1915, se alertó sobre el interés en comprar pintura mural de los Pirineos catalanes que mostraban coleccionistas estadounidenses -como Hearst o John Davison Rockefeller- y del expolio al que estaban sometidas las obras.[nota 1]​ Además, hay que tener en cuenta el hecho de que algunos párrocos de la zona ya habían vendido algunas piezas a coleccionistas y museos.[5][6]

Traslado y exposición

Ante esta situación y atendiendo a los principios de difusión y preservación del patrimonio catalán por los que se creó, la Junta de Museos de Cataluña realizó, entre 1919 y 1923, la primera campaña de arranque y traslado de pintura mural de los Pirineos, entre las que se encontraba el conjunto de San Clemente de Tahull.[7]​ El ábside central se encontraba cubierto en gran parte por un retablo gótico, como lo demuestra la primera fotografía realizada en 1904 por Domènech i Montaner.[8]

La técnica de los arrancamientos, llamada strappo, fue introducida en Cataluña a través del restaurador italiano Franco Steffanoni, contratado para la campaña de salvaguardia de las pinturas murales de Tahull. Consiste en el desprendimiento de la capa pictórica sin mortero. Sobre la superficie pictórica limpia se aplican dos capas de telas de algodón con una cola orgánica en caliente. Una vez seca, la cola contrae la superficie, arrancando la capa pictórica de la pintura.[9][5]

Una vez arrancadas las telas se enrollaron y se embalaron en cajas de madera. Las pinturas murales de Tahull fueron transportadas con mulas hasta Puebla de Segur, desde donde se trasladarían en tren y camiones hasta Barcelona,[5]​ donde quedaron custodiadas por el entonces Museo de Arte de Cataluña, con sede en el Parque de la Ciudadela. Posteriormente, en 1934 fueron trasladadas al Palacio Nacional, actual sede del Museo Nacional de Arte de Cataluña.[10]

Guerra civil

Debido a la guerra civil española y ante el peligro de sufrir un bombardeo, las obras fueron de nuevo trasladadas junto con algunos ábsides románicos a Olot y a otras pequeñas poblaciones como por ejemplo Darnius.[10]

Con motivo de la Exposición Internacional de 1937 en París, se organizó una exposición para denunciar la situación política del país. Bajo el título de L'art catalan du Xe au XVe siècle, se expusieron muchas de las obras del museo y entre ellas el ábside de San Clemente, del 18 de marzo al 10 de abril de 1937, en el Jeu de Paume de París. Posteriormente se expondrían también en Maisons-Laffitte hasta el 20 de mayo.[10]​ Joaquim M. Folch i Torres, entonces director del museo, hizo una nueva propuesta de exposición de los ábsides románicos, que entonces ya constituían parte muy importante de las obras del museo. Se crearon unos falsos marcos arquitectónicos que evocaban el original de las iglesias.[11]

Una vez terminada la guerra, la colección volvió al Palacio en 1940, y se reinauguraron las salas de arte románico el 12 de junio de 1942, bajo la dirección de Xavier de Salas.[11]

Reproducción en su lugar de origen

Inicialmente, no se planteó la reproducción de la pintura mural de San Clemente de Tahull en la iglesia originaria. Sin embargo, debido al creciente reconocimiento del que gozó la iglesia y de las numerosas visitas que recibía desde la recuperación de las pinturas, en 1959 encargaron su réplica a Ramon Millet. El artista, que trabajó durante dos años, creó la réplica a una escala inferior respecto al original.[5][12]

Durante los años 2000 y 2001 fueron descubiertos algunos nuevos fragmentos de pinturas murales, que se conservan en su lugar, dentro de la iglesia de San Clemente de Tahull.[2]

Carbonell y Cirici , 1977, p. 14. a b Patrimoni.gencat (ed.). «Sant Climent de Taüll». Consultado el 26 de julio de 2012.  Ainaud de Lasarte, 1973, pp. 106-108. Centre del Romànic de la Vall de Boí (ed.). «El romànic.Una mica d'història» (en catalán). Consultado el 7 de julio de 2012.  a b c d e Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas rtve Estamariu « El arte exiliado del Pirineo, las causas del expolio » Barral i Altet, 1992, p. 51. Melgar Fuentes, Natacha. Historia y Gestión del Patrimonio Artístico, ed. «El conjunto románico de la Vall de Boí». p. p.6. Archivado desde el original el 27 de enero de 2016. Consultado el 7 de julio de 2012.  Barral i Altet, 1992, p. 52. a b c Barral i Altet, 1992, p. 54. a b Barral i Altet, 1998, p. 90. Melgar Fuentes, Natacha. Historia y Gestión del Patrimonio Artístico, ed. «El conjunto románico de la Vall de Boí». p. p.14. Archivado desde el original el 27 de enero de 2016. Consultado el 7 de julio de 2012. 


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