La Manga del Mar Menor

La Manga del Mar Menor[1]​ es una localidad española asentada sobre un cordón litoral situado en el sureste de la península ibérica, en la Región de Murcia y, tras su urbanización en la segunda mitad del siglo xx, es un centro turístico de gran importancia. Pertenece a los municipios de Cartagena en su parte sur (desde el kilómetro 0 al kilómetro 3.5) y San Javier en su parte norte (del kilómetro 3.5 hasta el kilómetro 21), que han constituido un consorcio para administrar la zona.[1]​ La parte situada al norte del canal de las Encañizadas, que da continuidad al cordón litoral, forma parte del espacio protegido de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar y pertenece al término municipal de San Pedro del Pinatar.

Prehistoria Yacimiento neolítico de Las Amoladeras

La presencia del hombre más antigua documentada en La Manga se remonta al periodo Eneolítico, ya que se han encontrado vestigios de un poblado de esa época en la playa de las Amoladeras. En este espacio se ha documentado y excavado un poblamiento prehistórico, del final del Neolítico y la Edad del Cobre, datado entre el 2500 y el 1800 antes de Cristo. Dicho poblamiento, en opinión del profesor García del Toro, estaría constituido por una serie de cabañas circulares, rodeadas por un muro fortificado, similar al existente en el Cabezo del Plomo de Mazarrón. Estaría habitado por una sociedad de cazadores y recolectores, especialmente centrada en la pesca y marisqueo. Algunos objetos procedentes de las excavaciones realizadas en este espacio pueden verse en el Museo Arqueológico Municipal de Cartagena. Desde 1987 está declarado como bien de interés cultural (BIC)[1]

Puntas de flecha neolíticas procedentes de Las Amoladeras. 
Puntas de flecha neolíticas procedentes de Las Amoladeras.
Collares neolíticos procedentes de Las Amoladeras. 
Collares neolíticos procedentes de Las Amoladeras.
Poblado de la Edad del Bronce en la Cala del Pino

En 1987, una excavación arqueológica de urgencia verificó la presencia de un asentamiento prehistórico sobre el cerro de Calnegre, el promontorio que domina la Cala del Pino. Los restos cerámicos y otros materiales recogidos permitieron datar el yacimiento entre los siglos XIII y XI a. C. (Bronce tardío-final), que consistía en un poblado dotado de murallas de piedra y un bastión. En 2011, la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales adoptó una resolución dotándolo de protección jurídica, publicada en el Boletín Oficial de la Región de Murcia.[2]

Antigüedad

En la antigüedad, el cordón litoral de La Manga no cerraba completamente el paso al Mar Menor, lo cual permitía la navegabilidad de la laguna durante el periodo de las colonizaciones fenicias, griegas y romanas.[3]​ Un ejemplo de estas rutas marítimas a través de La Manga lo constituye el poblado ibérico de Los Nietos, junto al Mar Menor, descubierto en los años sesenta y que en el siglo IV a. C. ejercía el papel de base comercial de la zona en la que se intercambiaban productos derivados de la minería por mercancías procedentes de Grecia, Campania y el Mediterráneo oriental.[4]

También es conocido que las naves fenicias y romanas utilizaron El Estacio como zona de atraque, existiendo restos arqueológicos en Punta de Pudrimel, El Estacio y el Bajo de la Campana, así como restos de pecios romanos en San Ferreol.

Edad Media y Moderna

Durante la Edad Media se instalaron las primeras encañizadas para la pesca. En el siglo XIV, el libro de la montería de Alfonso XI de Castilla cita La Manga como lugar donde abundan jabalíes y venados.

 Faro del Estacio, edificado en lugar de la antigua torre

Los siglos XVI y XVII están marcados por la defensa del territorio contra las incursiones de la piratería berberisca. Durante los reinados de Carlos V y Felipe II se construyeron una serie de torres de vigilancia costera para prevenir estos ataques berberiscas a lo largo de La Manga. Estas torres eran:

Torre de Cabo de Palos, llamada de San Antonio. De planta hexagonal y construida en 1578. Desaparecida. Parte de sus sillares se utilizaron en la construcción del actual faro de Cabo de Palos en 1862. Torre del Estacio o de San Miguel. Terminada en 1601 y de planta circular, se situaba sobre una gola de comunicación entre el Mar Mediterráneo y el Mar Menor. Derribada en 1861 para la construcción del Faro del Estacio. Torre de la Encañizada. Situada como la anterior en una gola de comunicación entre el Mediterráneo y el Mar Menor, protegía una de las encañizadas. Planta circular. Desaparecida. Torre del Pinatar, situada en la playa de la Torre Derribada en el municipio de San Pedro del Pinatar. Construida en 1602. desaparecida.[5]

A finales del siglo XVI, para evitar que los piratas berberiscos utilizaran la vegetación para emboscarse, todo el sabinar de sabina de las dunas y enebro marítimo fue arrasado y La Manga quedó totalmente desprovista de su vegetación original.

Edad Contemporánea  Edificios de La Manga, en la zona de Castillo de Mar.

El proceso de desamortización sacó a subasta pública los terrenos el 10 de enero de 1863 y fueron adquiridos por diversos propietarios, Miguel Zapata fue comprando las diversas zonas, heredadas por la familia Maestre. En 1956 Tomás Maestre Aznar consiguió disponer de casi todo el terreno y comenzó con el proceso para su urbanización. En 1956, la autarquía había llevado a España a la ruina económica. Para evitar la bancarrota, el régimen franquista dio paso a los llamados ‘tecnócratas’ que impulsaron el Plan de Estabilización de 1959 del cual resultó la promulgación de la Ley de Centros y Zonas de Interés Turístico Nacional de 1963.[6]

En 1961, Maestre comienza a trabajar en un proyecto que contó con el apoyo de los ayuntamientos de San Javier y Cartagena, a los que pertenece La Manga, y la Delegación de Turismo en Murcia. El espaldarazo a su promoción fue la visita, a principios de 1963, del ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga.[6]

En 1963 la zona pasa a convertirse en Centro de Interés Turístico, pierde cualquier tipo de protección[7]​ y Maestre, solucionados los aspectos financieros y de suministro de agua, inicia las obras de la urbanización de Los Cubanitos, Hotel Entremares -el primero de los hoteles, construido en 1966- y Galúa, así como bungalows.

Gracias a sus contactos en los círculos franquistas, el promotor consiguió que La Manga pasase a ser beneficiaria de créditos blandos del Estado por más de 11.000 millones de pesetas entre 1966 y 1975.[8]

Esta zona de tierras de sedimentación estaba formada por dunas y vegetación de matorrales que llegaron sin ningún cambio hasta los años 60 del siglo XX, década en la cual el paraje fue promocionado para el turismo y las grandes construcciones comenzaron paulatinamente a poblar el paisaje considerando su posición estratégica entre dos mares.[9]

Cuando Maestre Aznar consolidó su dominio en la totalidad de La Manga, encargó el proyecto al arquitecto Antonio Bonet Castellana para diseñar una zona turística de lujo que atrajera a visitantes extranjeros.[10]

En 1970 contaba con quince viviendas pero en 1981 habían ascendido a 4730 lo que refleja una urbanización acelerada.[11]​ A mediados de la década de los 70 del siglo XX en el contexto de la crisis económica conocida como la crisis del petróleo de 1973, el modelo turístico concebido no se lleva a cabo ocasionando la partición de las tierras y la atomización de las iniciativas entre numerosos empresarios.[12]

Con la llegada de la democracia el Congreso de los diputados había aprobado la Ley de Costas de 1988, que declaraba “dominio público no urbanizable” los cien metros de costa desde la línea del mar. El conflicto entre promotores, comunidad autónoma y los ayuntamientos de Cartagena y San Javier estaba asegurado.[13]​ A finales del siglo XX se podía considerar como el único espacio turístico especializado en la Región de Murcia que podía ofrecer más de 3000 plazas hoteleras.[14]

Al final se ha producido un urbanismo sin control que ha hecho desaparecer playas y que ha tenido nefastas consecuencias en lo medioambiental: se produjeron vertidos de aguas fecales descargados durante años y un aumento de la presión turística. Además entre 1974 y 1975 para que pudieran entrar barcos más grandes al puerto deportivo Tomás Maestre, se amplió el canal del Estacio que provocó la disminución de la salinidad del Mar Menor y que especies del Mediterráneo colonizaran la laguna salada.[10]​ También se produjo la desecación de espacios lagunares y se han perdido espacios pesqueros.[13][15]

Los hábitats neo-eneolíticos de las amoladeras y Calblanque treinta años después. «Resolución de 27 de abril de 2011 de la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales por la que se declara bien catalogado por su relevancia cultural el yacimiento arqueológico Cala del Pino, en Cartagena (Murcia)» (pdf). Ayuntamiento de Cartagena. 4 de mayo de 2011. Archivado desde el original el 2 de mayo de 2014.  Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas RUZ García Cano, Carlos (1996). «Informe sobre el poblado ibérico de la Loma del Escorial (Los Nietos) Cartagena». Memorias de Arqueología de la Región de Murcia nº 5. Editora Regional de Murcia. ISBN 84-7564-177-6.  La piratería berberisca en el Reino de Murcia: torres costeras. a b Silvia Nortes (13 de julio de 2019). «La Manga del Mar Menor: ¿paraíso de sol o Infierno de ladrillo?». El Salto (diario).  Antonio Maestre (26 de noviembre de 2020). «Emprender con el dinero del abuelo franquista». La Sexta.  Silvia Nortes (13 de julio de 2019). «La Manga del Mar Menor: ¿paraíso de sol o Infierno de ladrillo?». El Salto (diario).  Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas revistas.um_1 a b Álvarez, Clemente. «Mar Menor, cuando el desprecio al medio ambiente se vuelve contra nosotros». El País. Consultado el 23 de febrero de 2020.  Millán Escriche, M. (1998). «Proceso de urbanización y cambio en el litoral murciano (1960-1991)». Cuadernos de turismo, 2: 129.  José Antonio García Charton (9/4/2010,). «Crónica de un desastre ambiental anunciado». La Verdad.  a b Silvia Nortes (13 de julio de 2019). «La Manga del Mar Menor: ¿paraíso de sol o Infierno de ladrillo?». El Salto (diario).  Vera Rebollo, J. F. (1992). «El turismo». Atlas de la Región de Murcia. Murcia: La Opinión de Murcia, S.A. p. 308. ISBN 84-87759-10-6.  «La Manga, una «aberración» planificada». La Verdad. 19 de noviembre de 2018. 
Fotografías por:
Enrique Freire - CC BY 2.0
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