Contexto sobre Afganistán

Afganistán (en pastún: افغانستان‎, Afġānistān; en darí: افغانستان‎, Afġānestān; pronunciado /avɣɒnesˈtɒn/), oficialmente el Emirato Islámico de Afganistán (en pastún: د افغانستان اسلامي امارت‎, Da Afġānistān Islāmī Imārāt; en darí: امارت اسلامی افغانستان‎, Imârat-i Islâmī-yi Afġânistân), es una monarquía religiosa bajo la forma de emirato islámico; Afganistán es un país montañoso sin salida al mar ubicado en Asia del Sur. Limita con Pakistán al sur y al este, con Irán al oeste, con Turkmenistán, Uzbekistán y Tayikistán al norte, y con China al...Leer más

Afganistán (en pastún: افغانستان‎, Afġānistān; en darí: افغانستان‎, Afġānestān; pronunciado /avɣɒnesˈtɒn/), oficialmente el Emirato Islámico de Afganistán (en pastún: د افغانستان اسلامي امارت‎, Da Afġānistān Islāmī Imārāt; en darí: امارت اسلامی افغانستان‎, Imârat-i Islâmī-yi Afġânistân), es una monarquía religiosa bajo la forma de emirato islámico; Afganistán es un país montañoso sin salida al mar ubicado en Asia del Sur. Limita con Pakistán al sur y al este, con Irán al oeste, con Turkmenistán, Uzbekistán y Tayikistán al norte, y con China al noreste, a través del corredor de Waján.[4][5]​Kabul es la capital y la ciudad más grande, con una población estimada de 4,6 millones de personas compuesta mayormente por pastunes, tayikos, hazaras, uzbekos y turcomanos.[6][7][8]

La particular situación geográfica de Afganistán lo ha convertido en un lugar de encuentro de imperios y civilizaciones, así como un espacio de intercambio y comunicación de importantes polos culturales y comerciales; entre ellos destaca la ruta de la seda.[9][10]​ Este hecho, así como su estructura tribal, hace difícil la definición de Afganistán como Estado a lo largo de la historia.[11]​ En este contexto, el territorio recibió tres denominaciones principales en su evolución: Ariana (asentamiento de tribus arias en el II milenio a. C.),[9]​Jorasán (medievo) y Afganistán en la edad Moderna.[12]​ La historia del territorio que ocupa hoy Afganistán es vasta, hay indicios de quienes habitaron estas tierras desde la época de la Prehistoria. Desde la Edad Antigua, pasando por la Edad Media, Edad Moderna y hasta la Edad Contemporánea ha sido parte de muchos imperios y reinos.[13]

Mas sobre Afganistán

Información básica
  • Divisa Afgani afgano
  • código de llamada +93
  • dominio de Internet .af
  • Mains voltage 240V/50Hz
  • Democracy index 2.85
Population, Area & Driving side
  • Población 15500000
  • Área 652230
  • Lado de conducción right
Historial
  • Los primeros rastros humanos en Afganistán se remontan al Paleolítico Medio, y la ubicación estratégica del país a lo largo de la Ruta de la Seda lo conectaba con las culturas del Oriente Medio y otras partes de Asia.[1]​ Históricamente, la tierra ha sido el hogar de varios pueblos y ha sido testigo de numerosas campañas militares; incluidas las de Alejandro Magno, los Maurya, los árabes musulmanes, los mongoles, los británicos, los soviéticos y los Estados Unidos junto a los países aliados de la OTAN. Se le conoce por ello como el «cementerio de imperios», aunque ha sido ocupado durante varios períodos diferentes de su historia. Esta tierra también sirvió como la fuente de la cual los grecobactrianos, kushanes, heftalitas, samánidas, saffaríes, gaznávidas, gúridas, khiljis, mogoles, hotakis, durranis y otros se han levantado para forjar grandes imperios.[2]

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    Los primeros rastros humanos en Afganistán se remontan al Paleolítico Medio, y la ubicación estratégica del país a lo largo de la Ruta de la Seda lo conectaba con las culturas del Oriente Medio y otras partes de Asia.[1]​ Históricamente, la tierra ha sido el hogar de varios pueblos y ha sido testigo de numerosas campañas militares; incluidas las de Alejandro Magno, los Maurya, los árabes musulmanes, los mongoles, los británicos, los soviéticos y los Estados Unidos junto a los países aliados de la OTAN. Se le conoce por ello como el «cementerio de imperios», aunque ha sido ocupado durante varios períodos diferentes de su historia. Esta tierra también sirvió como la fuente de la cual los grecobactrianos, kushanes, heftalitas, samánidas, saffaríes, gaznávidas, gúridas, khiljis, mogoles, hotakis, durranis y otros se han levantado para forjar grandes imperios.[2]

    El Afganistán actual comenzó con las dinastías hotaki y durrani en el siglo XVIII. A finales del siglo XIX, Afganistán se convirtió en un Estado bisagra en «El Gran Juego» entre la India británica y el Imperio ruso. Después de la tercera guerra anglo-afgana en 1919, el país se liberó del dominio extranjero y finalmente se convirtió en el Reino de Afganistán en junio de 1926 bajo el rey Amanulá Khan. Este reino duró casi cincuenta años, hasta que el rey Mohammed Zahir Shah fue derrocado mediante el golpe de Estado de Mohamed Daud Khan y se estableció la República de Afganistán, en 1973.[3]​ En 1978, tras la Revolución de Saur, en Afganistán se estableció la República Democrática de Afganistán. La intervención de la Unión Soviética en apoyo del Gobierno comunista, dio inicio a la guerra de Afganistán de 1978 a 1992, contra la guerrilla islámica, que recibió el apoyo de Estados Unidos, Arabia Saudita, Pakistán y otras naciones occidentales y musulmanas. Los soviéticos se retiraron en 1989, pero la guerra civil prosiguió hasta que en 1996 los talibanes establecieron el Emirato Islámico de Afganistán basado en su interpretación de la Sharia, que gobernó la mayor parte del país como un régimen totalitario durante cinco años.[4][5]

    En 2001, en reacción a los atentados del 11 de septiembre de 2001, una coalición internacional de la OTAN liderada por Estados Unidos entró en el país para derrocar a los talibanes y colocó en el poder al Gobierno que constituye la República Islámica de Afganistán, dando inicio a una nueva guerra de Afganistán. En 2014, Estados Unidos y la OTAN declararon formalmente que abandonaban la guerra, pero mantuvieron tropas en el país en apoyo al Gobierno. En septiembre de 2020 el Gobierno y los Talibánes –que controlaban más de la mitad del territorio nacional en aquel entonces– iniciaron negociaciones consideradas «históricas» con el fin de alcanzar la paz y constituir un nuevo régimen constitucional, que pueda combinar ambas visiones del Estado islámico. Las negociaciones no prosperaron y las partes se mantuvieron en conflicto hasta 2021. El 8 de septiembre de 2021, el grupo talibán que gobernaba el país declaró a Afganistán como un Emirato Islámico y conformó un nuevo Gobierno.[6][7][8][9]

    Antigüedad

    Las excavaciones de los yacimientos prehistóricos permitieron saber que los humanos vivían en lo que hoy es Afganistán hace al menos 50 000 años, y que las comunidades agrícolas de la zona fueron de las primeras en el mundo.[10]

    El territorio fue un punto de encuentro, donde numerosas civilizaciones interactuaron y a menudo confrontaron. Ha sido el hogar de varios pueblos a través de diferentes épocas, destacándose los iranios, que tuvieron una importante función en el desarrollo de las civilizaciones en Asia Central. El territorio fue incorporado a importantes imperios, entre ellos el Imperio aqueménida, el Imperio Macedónico, el Imperio Maurya y el Imperio Árabe.[11]

    Época premusulmana

    De la prehistoria del país se conoce todavía poco. Sin embargo, durante las misiones de excavación francesas se descubrieron en Mundigak siete niveles de civilización que se escalonaban desde el IV milenio hasta alrededor del año 500 a. C. Los arios, provenientes del actual Irán, llegados del oeste, ocuparon el país en una época indeterminada y establecieron su etnia básica.[12]​ Bajo la dinastía aqueménida, Afganistán, íntegramente conquistado por Ciro, rey de Persia, fue dividido en cinco satrapías por Darío I. La pax iránica reinó en el país durante dos siglos, lo que le permitió participar del gran esplendor de Irán y dejarse impregnar por la reforma religiosa de Zaratustra.[13]​ La conquista de Alejandro Magno en el año 331 a. C. provocó, más que en cualquier otra parte, una simbiosis entre Grecia, Irán y la India.[14]

     
    Edictos bilingües (griego y arameo) de Aśoka del s. III a. C. Descubierto en la ciudad meridional de Kandahar.

    Tras la muerte de Alejandro, las satrapías subsistieron, librando sangrientas luchas. Sucesivamente, el país fue dominado por los seléucidas, la dinastía india de los Maurya, y el reino de Bactriana. A finales del siglo II a. C. nuevas invasiones arias impusieron la preponderancia de la tribu kushana, que alcanzó su apogeo bajo Kujula Kadphises en el siglo I d. C. y bajo la dinastía Kaniska en el siglo II. A pesar de la presencia de otras corrientes religiosas (como el altar del fuego en Surj Kotal), el país se entregó entonces al budismo, como muestran manifestaciones arquitectónicas tales como el Gran Santuario de Bamiyan.[15]​ Su enorme auge fue solamente frenado por la nueva preponderancia de Irán bajo los sasánidas en el siglo III d. C., y las invasiones de los hunos o heftalíes (mongoles), que trajeron la inseguridad y la opresión.

    Islam e invasión mongola

    En el 651, los sasánidas fueron vencidos por los ejércitos árabes (conquista de Harat), que ocuparon el país. Los árabes se enfrentaron a una viva resistencia que impidió una conquista árabe completa e hizo que la islamización fuese muy lenta: la antigua Kapici (región de Kabul) no fue convertida hasta finales del siglo IX, y hasta el siglo XIII subsistieron numerosos principados, tanto vasallos como independientes.En el norte, los samaníes, iranios originarios de Samán, cerca de Balj, consiguieron la hegemonía. Los mercenarios turcos que habían reclutado, originaron una nueva era. En 962, uno de ellos, Alp Tigin, se hizo independiente en la región de Gazni. Sus sucesores, sobre todo Mahmud (999-1030) a la cabeza de la dinastía gaznávida, extendieron su dominación hasta Isfahán y lanzaron diecisiete expediciones contra la India. Convirtieron Gazni, rival de Bagdad, en un centro notable, donde brillaron artistas y escritores, entre ellos Ferdousí, el poeta nacional de Irán. Estos desaparecieron bajo el empuje de príncipes afganos, los guríes, que usurparon el poder. Desde entonces, afganos y turcos afganizados proporcionaron príncipes y mandos a las monarquías indo-musulmanas.

    Esta avanzada civilización de los siglos XI y XII, comparable a la del Afganistán budista de siglos anteriores, se hundió bajo la invasión de Gengis Khan, que se ensañó particularmente con el país (1221-1222). A las devastaciones mongoles se añadieron las de Timur Lang (Tamerlán), quien se hizo coronar en Balj, en 1370. Este fue culpable, entre otras cosas, de la ruina del importante sistema de riego, de lo que ya no se recuperaría jamás. Sin embargo, en torno a Herat se desarrolló el renacimiento timurí, iniciado con el Sha Ruj Mirza (1405-1447) y llevado a su cúspide por Husayn-i Bayqara (1469-1506), junto con su ministro Mir ‘Ali Sir Nawa´i. El Afganistán oriental, encerrado en sí mismo, vivió cierto renacimiento cuando el turco Baber (Babur) se instaló en Kabul en el año 1504 y conquistó la India, donde fundó la dinastía de los grandes mogoles, aunque siguió siendo para ellos una provincia lejana y olvidada. En la misma época, el Afganistán occidental pasó al poder de los safawi de Irán.

    Dinastía durraní, imperialismo extranjero y reformas
     
    Rey Amanulá Khan

    La decadencia de los mogoles y el debilitamiento de los Safawíes, a principios del siglo XVIII, hicieron que las inquietas tribus afganas recuperaran sus libertades y permitieron el nacimiento de un Estado afgano, gracias a la rebelión y la declaración de independencia de Mirwais Kan Hotak, jefe de la tribu de los Ghilzai, en 1709.[16]​ Pero los Ghilzai tuvieron que afrontar el movimiento nacional de Nader Shah, que conquistó Kandahar y Kabul en 1738. Un oficial de Nader, Ahmad Khan, de la tribu de los abdalíes, se proclamó rey en Kandahar, tan pronto como Nader Shah fue asesinado (1747), y fundó la dinastía de los Durraníes, primera dinastía afgana independiente. Este intervino repetidas veces en la India, como sus antecesores, y constituyó un reino extenso pero inestable. Su sucesor, Timur Shah Durrani, que trasladó su capital a Kabul, mantuvo la paz en el reino, pero, tras su muerte, sus hijos y jefes tribales se disputaron su sucesión (1793). Finalmente, Dust Muhammad, cuya presencia se data desde 1818, fue reconocido emir en Kabul (1838) y fundó la dinastía de los Barakza'i o Muhammadza'i. Renunció a las provincias indias y se dedicó por entero a Afganistán, convertido en Estado tapón entre los imperios británico y ruso.

    Dust Muhammad, unas veces víctima y otras veces beneficiario de la intervención británica, durante la primera guerra anglo-afgana (1839-1842), fue sustituido por Suya'al-Malk (1839) y, tras una insurrección y la aniquilación del ejército británico de Alexander Burnes (1842), fue restablecido en el trono a cambio de aceptar un protectorado británico.[17]

    La presión rusa sobre el Asia central llevó en 1878 a una segunda guerra afgana contra Gran Bretaña, y Abd ur-Rahman Khan (1880-1901) hubo de reconocer las fronteras de la «Línea Durand» en 1893. Los esfuerzos de Habib Allah (1901-1919) y de Aman Allah Khan (1919-1929) para sacar a su país del aislamiento fueron anulados por la voluntad británica de reforzarlo. Solamente la tercera guerra afgana, llamada de la independencia, consagró el pleno reconocimiento de la soberanía de Afganistán: armisticio de Rawalpindi (8 de agosto de 1919) y tratado de Kabul (22 de noviembre de 1921). Aman Allah Khan inició la modernización del país: constitución (1922), código administrativo (1923), comienzo de la instrucción femenina (1924), nueva constitución (1928), viaja a Europa y se hace coronar rey. La reacción conservadora no tardó mucho. El soberano fue derrocado, y un aventurero, Habib Allah Khan, ejerció durante seis meses una sangrienta dictadura.[18][5]

    Nadir Shah, pariente de Aman Allah Khan, eliminó al usurpador y se hizo proclamar rey en 1929. Instruido por la experiencia, reemprendió con prudencia las reformas, pero fue asesinado en 1933. Le sucedió su hijo Mohammed Zahir Shah de cultura francesa y adicto a ideas nuevas, quien hizo que su país entrara en la Sociedad de las Naciones (1934) y abrió progresivamente el país a la influencia exterior. En 1937 firmó el pacto de Sa'dabad con Turquía, Irán e Irak, pero no se dejó arrastrar a la Segunda Guerra Mundial.[19][20]

    Relaciones diplomáticas

    La división de la India planteó de nuevo el problema de la «Línea Durand», además de que Zahir reivindicó los territorios de los afganos que vivían en el nuevo Estado de Pakistán (problema del Pathanistán).[21]​ La crisis se prolongó hasta 1963, cuando se firmó un acuerdo con Pakistán; casi al mismo tiempo se firmó un acuerdo con China. Resueltos estos problemas exteriores, Zahir dio una nueva prueba de voluntad reformadora al hacer aprobar, en 1964, por la Asamblea Constituyente, una nueva constitución y al estimular la escolarización de las mujeres, a las que en 1959 se había concedido el derecho de no llevar velo. La ayuda internacional, en la que participaban la República Federal de Alemania, Estados Unidos y, sobre todo, la URSS (acuerdos de 1964), empezó a ser más importante.[18]

    Revolución e invasión soviética

    Tras las reformas de Zahir una crisis de modernización sacudió el país, poco preparado para una transformación. En 1965 se creó por un grupo de intelectuales del Partido Democrático del Pueblo (PDP), una escisión dentro del partido gobernante, que acabó por dividirse, en 1967, en dos partidos, el Khalq y el Parcham, que se enfrentaron violentamente en movimientos de agitación estudiantil (1969), dando como resultado un Parlamento incapaz de legislar. Además, en 1970 y 1971, las cosechas fueron catastróficas y el hambre asoló el país. Esto provocó un cambio de Gobierno, aunque la inestabilidad continuó. El 16 y 17 de julio de 1973, un golpe de Estado militar, dirigido por Sardar Muhammad Daud, primo y cuñado del rey, y apoyado por los dos partidos de la oposición derrocó a Zahir Shah, quien salió hacia el exilio en Roma. Fue proclamada la república. Pero la reforma agraria, que obtuvo poco apoyo, y el autoritarismo del presidente condujeron al derrocamiento de este en abril de 1978.[18]

    El socialista Nur Muhammad Taraki tomó el poder; pero, aunque de inspiración comunista, el nuevo régimen evitaba cuidadosamente toda alusión al marxismo. Sin embargo, el dominio soviético, directo o indirecto, aumentaba. En diciembre de 1978, se firmó un tratado de amistad y de cooperación entre Kabul y Moscú, que permitía, entre otras cosas, a la URSS intervenir militarmente para «proteger el país».[18]

     
    Zahir Shah, último rey de Afganistán, que reinó entre 1933 y 1973.

    Afganistán se encontraba entonces en pleno caos; unos 200 000 afganos, entre ellos la comunidad kirguiz del Pamir, se refugiaron en Pakistán; se hablaba de 300 000 muertos en 17 meses,[cita requerida] 12 000 a 15 000 presos políticos, de provincias sublevadas, regiones enteras que escapaban al poder central y combates violentos. El 14 de septiembre de 1979 fue asesinado Nur Muhammad Taraki. Su sustituto, Hafizullah Amín, anunció a la vez su fidelidad al Kremlin y la adopción de medidas en favor del islam (reparación de mezquitas). Pero a su vez fue derrocado y ejecutado cuando se produjo la intervención militar soviética de diciembre de 1979, que instaló en el poder a Babrak Karmal. La prolongada intervención soviética tuvo como efecto la intensificación de la guerrilla interior (apoyada logísticamente desde el exterior por Pakistán, EE. UU. y China) y la manifestación, en el mundo occidental y en el mundo islámico, de numerosas reacciones antisoviéticas. Asimismo, provocó un éxodo masivo de la población hacia Irán y Pakistán (tres millones en 1985).[22]

    El nuevo Gobierno inició un programa de reformas que eliminó la usura, inició una campaña de alfabetización, eliminó el cultivo del opio, legalizó los sindicatos, estableció una ley de salario mínimo y rebajó entre un 20 y un 30 % los precios de artículos de primera necesidad. En cuanto a los derechos de la mujer, el régimen socialista otorgó permiso de no usar velo, abolió la dote, promovió la integración de mujeres al trabajo (245 000 obreras y el 40 % de los médicos son mujeres) y a la educación (el analfabetismo femenino es reducido del 98 % al 75 %, el 60 % del profesorado de la Universidad de Kabul son mujeres, 440 000 mujeres más trabajaban en educación y 80 000 participaban en la campaña de alfabetización), así como a la vida política. El Decreto N.º 7 del 17 de octubre de 1978 otorgó a las mujeres iguales derechos que los varones. El período de la República Democrática fue en el que más mujeres profesionales hubo en Afganistán.[23][18]

    Estas reformas gubernamentales socavaron el orden tribal tradicional y provocaron oposición en las zonas rurales. Al mismo tiempo, el Gobierno reprimió brutalmente a la oposición con miles de ejecuciones políticas.[24]​ Hasta 27 000 fueron ejecutados en la prisión de Pul-e-Charkhi.[25]

    Tras la invasión del país por la URSS, en diciembre de 1979, 120 000 soldados soviéticos se establecieron en Afganistán. La resistencia afgana se dividió en siete partidos políticos sunníes establecidos en Peshawar y ocho partidos chiitas establecidos en Irán. Los partidos sunníes (el 80 % de la población afgana es sunní) eran mantenidos por Pakistán y recibían armas de Estados Unidos. Los chiitas administraban el centro del país (Hazarayat), que mantenían liberado casi en su totalidad desde 1979. Una guerra de diez años enfrentaría a un ejército soviético pesado y poco motivado, y una guerrilla legitimada por el islam y el nacionalismo. El Gobierno y los soviéticos controlaban las grandes ciudades y los ejes de comunicación, la resistencia dominaba el campo. En el interior del país, la resistencia se dividió en centenares de pequeños frentes, correspondiendo a menudo a la segmentación por comandantes locales, en general, intelectuales venidos de las ciudades, mullahs, o pequeños notables. Entre cuatro y cinco millones de refugiados se instalaron en Pakistán o en Irán. Babrak Karmal, al frente del Partido comunista y del Estado afgano, de diciembre de 1979 a 1986, no consiguió establecer el régimen socialista y revolucionario que soñaba. El partido estaba minado por la división entre la facción Khalq, mayoritaria y radical, que recluta sus efectivos sobre todo de la etnia pashto, y la facción Parcham, más moderada. Los comunistas aparecían además, como el partido del extranjero.[18]

    Implicaciones internacionales
     
    El presidente estadounidense Ronald Reagan reunido en la Casa Blanca con líderes muyahidines afganos

    Estados Unidos pretendió oponerse a la brecha abierta por los soviéticos en los países del tercer mundo durante los años setenta, preparando represalias contra la URSS si aumentaba la amenaza que la ocupación de Afganistán suponía para el control del golfo pérsico. El momento culminante de su ayuda financiera y militar fue la entrega a la resistencia de misiles antiaéreos Stinger (1986).[26]​ Arabia Saudí se preocupó por impedir cualquier incursión de Irán, entonces en guerra con Irak. Se esforzó en constituir un frente de fundamentalistas sunníes, reclutados sobre todo entre la etnia pastún, en perjuicio de los chiitas e incluso de los sunníes de habla persa (llamados impropiamente tayikos), susceptibles a los ojos de los saudíes de preferir a Irán. Pakistán, bajo la égida del general Zia Ul-Haq, cuya política proseguiría tras su muerte (1988), tenía dos objetivos: eliminar la amenaza soviética con el fin de evitar quedar atrapado entre Afganistán y la India, aliados de la URSS, pero también establecer una especie de protectorado en un futuro Afganistán islámico.[27]

    A pesar de las ofensivas sangrientas, sobre todo entre 1984 y 1986, los soviéticos no pudieron vencer en batallas decisivas contra la resistencia, ni siquiera cerrar la frontera con Pakistán. La guerra impidió también cualquier posible tregua con Estados Unidos. Cada año, en noviembre, una mayoría aplastante de los países miembros de la asamblea general de la ONU pedía la retirada de las tropas soviéticas.[28]​ Desde su llegada al poder en 1985, Gorbachov se esforzó por salir del punto muerto militar y eliminar el obstáculo que representaba la cuestión afgana para la nueva distensión.[29]

    Gobierno de Najibulá y guerra civil

    Karmal, reelegido jefe de Estado y secretario general del partido (en enero de 1986), fue desplazado de este último cargo y del poder por Mohammad Najibulá (en mayo de 1986). M. Najibulá, en 1987, lanzó un llamamiento a la «reconciliación nacional» e hizo adoptar en noviembre una constitución que no tenía influencias comunistas. En abril de 1988, los acuerdos de Ginebra ratificaron el calendario de retirada de las tropas soviéticas, sin que se llegara a un verdadero acuerdo político. Las últimas tropas soviéticas abandonaron el país en febrero de 1989. Su partida no permitió a la resistencia afgana apoderarse de la capital, sumida en numerosos conflictos tanto étnicos como políticos. En Peshawar, los moderados, en gran medida partidarios del anterior rey Mohammed Zahir Shah y pertenecientes a la élite tribal, se opusieron a los fundamentalistas que preconizaban un Estado islámico y que eran apoyados por el ejército paquistaní, los Hermanos Musulmanes Árabes y Arabia Saudita. El jefe de los fundamentalistas, Gulbuddin Hekmatyar, tomó posiciones claramente antioccidentales y lanzó ataques armados contra los otros grupos muyahidines, liderados por Mas‘ud, del valle del Panjshir. Un Gobierno interino de Afganistán formado en Peshawar en febrero de 1989 por los partidos sunníes, bajo la presión de Pakistán, no consiguió unir a los comandantes muyahidines del interior, acostumbrados a una gran autonomía, ni a los chiitas. Se llegó a una fase de estabilidad precaria; las grandes ciudades pasaron a estar controladas por el régimen, en tanto que el campo lo estaba por los muyahidines. Pero la guerra había perdido su aspecto ideológico, por cuanto el régimen de Kabul había renunciado a su identificación con el comunismo: el P.D.P.A. cambió su nombre en 1990 por el de Hizb-i Watan, Partido de la Patria. Por su parte, muchos muyahidines luchaban más por conservar el poder local que habían adquirido que por crear una improbable república islámica. Estados Unidos y la Unión Soviética, dada su voluntad de poner fin a uno de los últimos conflictos del tiempo de la Guerra Fría, se comprometieron en septiembre de 1992 a interrumpir sus entregas de armas a todos los bandos de la lucha en Afganistán (acuerdo que entró en vigor en enero de 1992). Al perder el apoyo soviético, Najibulá, que además había de enfrentarse a graves disensiones en el seno de su propio partido, vio debilitarse su posición en los primeros meses de 1992; su propuesta de un alto el fuego unilateral no logró la aceptación de las organizaciones de la resistencia.[17]

    Mientras la ONU multiplicaba sus intervenciones tratando de establecer una regulación política del conflicto, los muyahidines acentuaron su presión en el norte. En abril, se hicieron con el control de todo el país, y obligaron a Najibulá a dejar el poder.[30]​ Un Consejo islámico, resultante de un pacto entre las diferentes facciones de la resistencia, se hizo cargo interinamente del gobierno del país, bajo la dirección de Sigbatullah Mojaddedi. Mas´ud fue nombrado ministro de Defensa. En junio, Mojaddedi cedió el poder a un consejo dirigente de diez miembros, presidido por Burhanuddin Rabbani. Sin embargo, pronto se reprodujeron las antiguas rivalidades entre muyahidines y etnias, y en agosto G. Hekmaktyar lanzó una gran ofensiva contra la capital: los enfrentamientos entre milicias fundamentalistas y fuerzas gubernamentales causaron más de 2000 muertos y provocaron el éxodo de más de un tercio de la población. Esta segunda batalla de Kabul fue acompañada de una multiplicación de los combates por el resto del país. Un consejo de 1335 delegados eligió a B. Rabbani jefe de Estado por un periodo de 18 meses (diciembre de 1992) y designó a cincuenta de sus miembros para formar un parlamento con poderes constituyentes (enero de 1993). En marzo las distintas facciones alcanzaron un consenso para que Gulbuddin Hekmatiar, dirigente de Hezbi Islami, ocupara el puesto de primer ministro, a la vez que ratificaban la elección de B. Rabbani.[19]

    Estado Islámico de Afganistán

    Tras la caída del anterior Gobierno en 1992 se creó el Estado Islámico de Afganistán a través de los Acuerdos de Peshawar.[31]

    Emirato Islámico de Afganistán

    En 1996 el movimiento talibán tomó el poder de Kabul e instauró un Gobierno basado en la Sharia. En 2001 una coalición comandada por Estados Unidos invadió el país derrocando a su gobernante Mohammad Omar e instaurando un nuevo régimen.[31]

    República Islámica de Afganistán
     
    Collage que demuestra la fuerza armada extranjera y las visitas de diplomáticos estadounidenses a Afganistán.
     
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    En diciembre de 2001, después de que el Gobierno talibán fue derrocado y se formó el nuevo Gobierno afgano, Hamid Karzai, el presidente, la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) establecido por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para ayudar a la administración Karzai y proporcionar una seguridad básica.[32]​ Las fuerzas del Talibán, mientras tanto, comenzaron a reagruparse dentro de Pakistán. Más tropas de la coalición internacional entraron en Afganistán y comenzaron la reconstrucción del país, devastado por la guerra.[33][34]

     
    Restos de los Budas de Bāmiyān.

    Tras perder el poder a manos de una coalición internacional (ISAF), los talibanes comenzaron un movimiento insurgente para recuperar el control de Afganistán. Durante la siguiente década, la ISAF y las tropas afganas llevaron a cabo numerosas ofensivas contra los talibanes, sin lograr claros resultados. Afganistán sigue siendo uno de los países más pobres del mundo, debido a la falta de inversión extranjera, la corrupción del Gobierno y la insurgencia talibán.[35][36]

    Mientras tanto, el Gobierno afgano fue capaz de construir unas estructuras democráticas, y el país cambió su nombre a la República Islámica de Afganistán. Se hicieron intentos, a menudo con el apoyo de los países donantes extranjeros, para mejorar la economía del país, la salud, la educación, el transporte y la agricultura. Las fuerzas de la ISAF también comenzaron a entrenar a las fuerzas de seguridad afganas. En la década posterior a 2002, más de cinco millones de afganos fueron repatriados, incluyendo algunos que fueron deportados por países occidentales.[37][38]

    Para el año 2009, comenzó a formarse un Gobierno en la sombra talibán en ciertas partes del país.[39]​ En 2010, el presidente Karzai intentó mantener negociaciones de paz con los líderes talibanes, pero el grupo rebelde se negó a asistir hasta mediados de 2015, cuando el líder supremo de los talibanes, finalmente, decidió hacer una copia de las conversaciones de paz.[40]

    Después de la muerte de Osama bin Laden en mayo de 2011 en Pakistán, fueron asesinadas muchas figuras prominentes afganas.[41]​ Las escaramuzas en la frontera entre Afganistán y Pakistán se intensificaron y muchos ataques a gran escala por parte de la Red Haqqani basada en Pakistán también se llevaron a cabo a través de Afganistán. Estados Unidos culpó a elementos criminales dentro del Gobierno paquistaní en el aumento de los ataques.[42][43]​ El Gobierno de EE. UU. gastó decenas de miles de millones de dólares en ayuda para el desarrollo de más de 15 años y más de mil millones de dólares en gastos militares durante el mismo período. La corrupción de los contratistas de defensa y de desarrollo occidentales y afganos asociados alcanzó niveles sin precedentes en un país donde el PIB nacional es a menudo solo una pequeña fracción del presupuesto anual del Gobierno de Estados Unidos para el conflicto.[44]

    Después de las elecciones presidenciales de Afganistán de 2014, Ashraf Ghani Ahmadzai se convirtió en presidente en septiembre de 2014.[45]​ La guerra de Estados Unidos en Afganistán (la guerra más larga sostenida por los EE.UU. hasta ahora) terminó oficialmente el 28 de diciembre de 2014. Sin embargo, miles de tropas de la OTAN, lideradas por Estados Unidos, permanecieron en el país para entrenar y asesorar a las fuerzas del Gobierno afgano.[46]​ Hasta 2016, la guerra de 2001 a 2021, se tradujo en más de 90.000 muertes relacionadas directamente con tal conflicto, cifra que incluye a las bajas de los insurgentes, los civiles afganos y las fuerzas gubernamentales. Más de 100.000 personas resultaron heridas.[47]

    Vuelta al poder de los talibanes
     
    Situación militar en Afganistán:
         Bajo el control del Emirato Islámico de Afganistán en 2021     Bajo el control del Gobierno de Afganistán en 2021

    El 14 de abril de 2021, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que la alianza acordó comenzar a retirar sus tropas de Afganistán antes del 1 de mayo.[48]​ Poco después de que comenzara la retirada de las tropas de la OTAN, el Talibán lanzó una ofensiva contra el Gobierno afgano, avanzando rápidamente frente al colapso de las fuerzas del Gobierno afgano.[49][50]​ Según un informe de inteligencia de Estados Unidos, era probable que el Gobierno afgano colapsase dentro de los seis meses posteriores a que la OTAN completase su retirada del país.[51]​ El 15 de agosto de 2021, cuando los talibanes controlaban una vez más la gran mayoría del territorio afgano, los talibanes comenzaron a capturar la ciudad capital de Kabul, con evacuaciones a gran escala de civiles, funcionarios gubernamentales y diplomáticos extranjeros a través del Aeropuerto Internacional de Kabul controlado por las fuerzas de los Estados Unidos.[52]​ Al parecer, se ordenó a los combatientes talibanes que no interfirieran en las evacuaciones de civiles y que dejaran salir de la ciudad a quienes quisieran.[53]​ Más tarde, ese mismo día, los informes noticiosos afirmaron que Ashraf Ghani había abandonado Afganistán.[54][55][56][57][58]

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