Chrysler Building

( Edificio Chrysler )

El Edificio Chrysler es un rascacielos de estilo art déco situado en la intersección de la Calle 42 con Lexington Avenue, en el East Side de Midtown Manhattan, Nueva York, en el barrio de Turtle Bay. Con 77 plantas y 319 metros de altura, fue el edificio más alto del mundo durante once meses, hasta que lo superó el Empire State Building en 1931.[7]​ Sigue siendo el edificio de ladrillos más alto del mundo, aunque su estructura es de acero.[6]​ A fecha de 2018, es el octavo edificio más alto de Nueva York, empatado en altura con el New York Times Tower.[8]

El Edificio Chrysler, diseñado por el arquitecto William van Alen, es un ejemplo clásico de la arquitectura art déco y muchos arquitectos contempo...Leer más

El Edificio Chrysler es un rascacielos de estilo art déco situado en la intersección de la Calle 42 con Lexington Avenue, en el East Side de Midtown Manhattan, Nueva York, en el barrio de Turtle Bay. Con 77 plantas y 319 metros de altura, fue el edificio más alto del mundo durante once meses, hasta que lo superó el Empire State Building en 1931.[7]​ Sigue siendo el edificio de ladrillos más alto del mundo, aunque su estructura es de acero.[6]​ A fecha de 2018, es el octavo edificio más alto de Nueva York, empatado en altura con el New York Times Tower.[8]

El Edificio Chrysler, diseñado por el arquitecto William van Alen, es un ejemplo clásico de la arquitectura art déco y muchos arquitectos contemporáneos lo consideran uno de los mejores edificios de Nueva York.[9][10][5]​ Fue la sede de la empresa Chrysler desde 1930 hasta mediados de los años cincuenta. Aunque el edificio se construyó y diseñó específicamente para el fabricante de coches, la empresa no pagó su construcción y nunca fue su propietaria, debido a que Walter P. Chrysler decidió pagarlo él mismo para que fuera un proyecto personal.[11]​ Su construcción estuvo marcada por la competición para ser el edificio más alto del mundo, en la que su principal rival era el Bank of Manhattan Building (actualmente The Trump Building), con una altura final de 282,5 m, mientras que el Edificio Chrysler se iba a quedar en 281,9 m. Sin embargo, a los pocos meses de que se completara el Bank of Manhattan Building, se construyó en secreto una aguja piramidal en el interior del Edificio Chrysler y se instaló en su cima, alcanzando así una altura total de 319 m.[12]

El rascacielos es el epítome del éxito de Nueva York, ciudad que albergó el edificio más alto del mundo desde 1908 hasta 1974.[1]​ A mediados de la década de 1920, se convirtió en la ciudad más poblada del mundo, superando a Londres. Su área metropolitana superó la cifra de diez millones a principios de la década de 1930.[2]​ El boom económico de la década de 1920 y la gran especulación del mercado inmobiliario fomentaron una nueva oleada de proyectos de rascacielos en la ciudad.[3]​ La Ley de Zonificación de 1916, que limitaba la superficie de los edificios a partir de cierta altura para permitir que llegara la luz solar a las calles,[4][5]​ fue un factor que contribuyó a dar forma al característico estilo de rascacielos art déco con retranqueos, dando lugar a estructuras que se centraban en el volumen y en siluetas llamativas, a menudo ornamentadas profusamente.[6]

En los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, los arquitectos de Europa y los Estados Unidos habían empezado a simplificar las formas de los diseños tradicionales y a usar materiales industriales de manera innovadora para caracterizar a la época moderna. El estilo art déco parecía prestarse especialmente bien al diseño de rascacielos debido a que este tipo de construcción simbolizaba progreso, innovación y modernidad más que cualquier otro. Aunque el auge del estilo art déco duró poco tiempo, coincidió con un gran boom inmobiliario en Nueva York a finales de los años veinte. Los numerosos rascacielos construidos en este estilo, entre los que destaca el Edificio Chrysler, dieron a Nueva York y su skyline una imagen característica y romántica, popularizada en el teatro y el cine.[7]

Por otro lado, esta época se caracterizó por profundos cambios sociales y tecnológicos. Se generalizaron bienes de consumo como la radio, el cine y, sobre todo, el automóvil, cuyo uso creció exponencialmente en los años veinte.[8]​ En 1927, el fabricante de automóviles Chrysler Corporation —empresa dirigida por Walter P. Chrysler— se convirtió en el tercer fabricante de automóviles de Estados Unidos, por detrás de Ford y General Motors.[9]​ Al año siguiente fue nombrado por la revista Time el «hombre del año».[3]​ Bajo estas circunstancias, el proyecto del Edificio Chrysler empezó a tomar forma.

Origen del proyecto

Originalmente, el Edificio Chrysler fue un proyecto del promotor inmobiliario y antiguo senador del estado de Nueva York William H. Reynolds.[10][7]​ Antes de su implicación en el que sería el Edificio Chrysler, su proyecto más conocido fue el parque de atracciones Dreamland, situado en la famosa Coney Island de Nueva York. Sin embargo, cuando en 1911 se destruyó este parque de atracciones en un incendio, dirigió su atención a Manhattan, donde se propuso construir el edificio más alto del mundo.[11][12]

En 1921 Reynolds alquiló una gran parcela en la esquina de Lexington Avenue y la Calle 42 con la intención de construir un edificio importante en ella.[7]​ Tras varios años de retrasos, Reynolds contrató al arquitecto William van Alen en 1927 para que realizara el proyecto de un rascacielos de cuarenta plantas en la parcela.[13]​ Van Alen era respetado en su campo por su trabajo en el edificio de oficinas Albemarle de Nueva York, diseñado en colaboración con su socio H. Craig Severance.[14]​ Van Alen y Severance se complementaban entre sí: Van Alen era un arquitecto original e imaginativo mientras que Severance se encargaba de la parte comercial de la firma, conseguía clientes y supervisaba los aspectos financieros.[15]​ Pero pronto la relación entre ambos se volvió tensa debido a sus diferencias personales. La gota que colmó el vaso fue un artículo de 1924 en el Architectural Review que alabó a Van Alen pero ignoró a Severance al referirse a este edificio como la «obra de William van Alen».[16]​ Su asociación terminó rompiéndose meses más tarde en términos poco amigables.[16]​ Esto acabó siendo decisivo para el diseño del futuro Edificio Chrysler, ya que Severance era más tradicional y el estilo de Van Alen era más moderno.[12]

Cuando empezó a trabajar para Reynolds, Van Alen quedó atrapado en el espíritu de competición por construir el edificio más alto del mundo que invadía Nueva York en los años veinte. Como grandes aventureros que se retaban entre sí a construir edificios más altos, los promotores y arquitectos de los nuevos proyectos anunciaban continuamente que sus edificios serían los más altos de la ciudad.[12][17][18]

 Etapas en el diseño del Edificio Chrysler. William van Alen.

En abril de 1928, Reynolds firmó un alquiler de 67 años de la parcela y ultimó los detalles de su ambicioso proyecto, que iba a ser un «exitoso edificio que se unirá al grupo de rascacielos de Midtown Manhattan y revolucionará los precios y la categoría de los inquilinos de la Calle 42 y Lexington Avenue».[12]​ Cuando en el siguiente agosto se desvelaron los dibujos de Van Alen, el American Institute of Architects lo alabó, diciendo que «se ha desviado de algunos de los antiguos principios sobre los que se desarrolló el rascacielos […] el diseño del Reynolds Building está realizado para que sea de interés a lo largo de toda su altura».[12]​ La principal contribución de Reynolds al diseño fue insistir en que tuviera una corona metálica, frente a la oposición inicial de Van Alen.[19]

Diseño

El diseño original de Van Alen del rascacielos contemplaba una corona ornamental de cristal con forma de joya.[11]​ También tenía una base con ventanas de altura triple coronadas por doce plantas con esquinas de cristal, que daban la impresión de que la torre flotara física y visualmente en el aire.[11]​ Originalmente, la altura del rascacielos iba a ser 246 metros y 67 plantas.[20][7]​ Sin embargo, este diseño resultó ser demasiado avanzado y costoso para el contratista del edificio, William H. Reynolds, que no aprobó el proyecto original de Van Alen.[21]

El diseño oficial del Reynolds Building, publicado en agosto de 1928, era mucho más conservador, con una cúpula italianizante que un crítico comparó con el bombín del gobernador Al Smith, y una disposición de los ladrillos en las plantas más altas que simulaba ventanas en las esquinas, detalle que se mantiene en el Edificio Chrysler actual.[11]​ Este diseño muestra de manera casi exacta la forma, los retranqueos y la disposición de las ventanas del actual edificio, pero difiere en su elemento más característico, la cúpula.[11]

 Walter P. Chrysler se implicó en gran medida en la construcción del Edificio Chrysler

Con el diseño ya realizado, Reynolds vendió el alquiler de la parcela, el proyecto e incluso los servicios del arquitecto a Walter P. Chrysler en octubre de 1928, momento en el que estaba expandiendo agresivamente su empresa de automóviles,[7]​ debido a que no tenía suficientes medios para construirlo.[12][10]​ Chrysler trabajó junto con Van Alen y diseñó de nuevo el rascacielos con más altura; tras esta revisión, el proyecto pasó a tener 282 metros de altura.[11]​ Walter Chrysler quería una imagen progresista y un símbolo personal y Van Alen lo diseñó usando su interpretación de los principios de la arquitectura moderna. Al hacerlo, concibió un edificio que ha llegado a ser considerado uno de los mejores ejemplos de la arquitectura art déco.[7]​ En su autobiografía, Chrysler dijo que construyó el edificio para que sus hijos tuvieran algo de lo que ser responsables.[7]

Durante el invierno de 1928 y 1929, continuaron las modificaciones del diseño de la cúpula.[13]​ En marzo de 1929 la prensa ofreció detalles acerca de una «cúpula artística» con forma de estrella gigante de treinta puntas, que estaría coronada por una escultura de cinco metros de altura.[11][22]​ El diseño final de la cúpula tenía varios arcos y ventanas triangulares.[13]​ Debido a que Walter Chrysler era el presidente de la Chrysler Corporation y quería que el edificio fuera la sede de la empresa,[11]​ se diseñaron varios detalles arquitectónicos, especialmente las gárgolas del edificio, inspirándose en automóviles de Chrysler, como los ornamentos del capó del Plymouth.[20][23]​ Estos elementos ejemplifican la era de la máquina de los años veinte.[11]​ En su autobiografía, Chrysler afirma que fue él quien sugirió que fuera más alta que la Torre Eiffel.[7]

Construcción  El Edificio Chrysler poco después de su finalización

Las obras empezaron el 19 de septiembre de 1928.[21]​ El 15 de octubre de 1928 la Goodwin Construction Company empezó la demolición del edificio existente en la parcela, que se completó el 9 de noviembre.[24]​ La excavación de los cimientos, que tendrían 21 metros de profundidad,[7]​ empezó una semana después y se completó a mediados de enero, cuando se alcanzó la roca madre.[24]​ La construcción del edificio propiamente dicha empezó el 21 de enero,[24]​ y en septiembre de 1929 se completó la estructura de acero.[3][7]

En total, se usaron 391 681 remaches[11]​ y se colocaron a mano unos 3 826 000 ladrillos para conformar las paredes del edificio.[21][25]​ Pese a que se construyó a un ritmo frenético (una media de cuatro plantas por semana), no murió ningún trabajador durante sus obras.[21]​ Walter Chrysler financió personalmente la construcción mediante los ingresos que obtenía de su empresa de automóviles.[26]

En 1929, el Woolworth Building, construido en 1913, era el edificio más alto del mundo con 241 metros.[27]​ En ese mismo año, George L. Ohrstrom, un joven banquero, propuso la construcción de un edificio de oficinas de 47 plantas en el 40 de Wall Street. Poco después modificó el proyecto para que tuviera 60 plantas, pero todavía estaba por debajo del Woolworth y el proyecto del Edificio Chrysler, de 246 metros, anunciado en 1928.[27]​ En abril, su arquitecto, H. Craig Severance, aumentó su altura a 67 plantas y 256 metros, que harían que superara al Woolworth en quince metros y al Chrysler en diez.[27]​ Las obras del 40 Wall Street empezaron en mayo de 1929 a un ritmo frenético, y se completaron tan solo doce meses después.[28]​ Severance consiguió permiso para instalar una cúpula en la cima, que aumentó su altura a 267 metros, además de una aguja de 15 metros, que dejó la altura final en 282 metros.[27]

 Diagrama con los edificios más altos del mundo de 1908 a 1974

Antes de su finalización, el edificio estaba en intensa competición con un proyecto rival en el 40 Wall Street, diseñado por H. Craig Severance, el antiguo socio de Van Alen.[13][10]​ Pensando que el Chrysler tendría 282 metros, Severance añadió una bandera de quince metros a su edificio, aumentando su altura a 282,5 metros, y reclamó públicamente el título de edificio más alto del mundo.[7][20][nota 1]​ Pero, Van Alen había estado planeando durante meses un modo para ganar la carrera por ser el edificio más alto. Logró obtener el permiso para instalar una aguja —o «vórtice» como él lo denominaba— de 56,4 m de longitud[30]​ que llegó a la obra en cinco secciones[3][31]​ y se ensambló en el más absoluto secreto en la planta número 65 del edificio.[32]​ El 23 de octubre de 1929, el día anterior al Jueves Negro, que marcó el inicio de la Gran Depresión, se subió lentamente la aguja desde la corona hasta la cima de la cúpula del edificio,[27]​ proceso que duró noventa minutos e hizo que el edificio alcanzara los 319 metros.[33][34]​ Van Alen, que presenció el proceso desde la calle,[34]​ junto con sus ingenieros y Walter Chrysler,[33]​ escribió que «era como ver a una hermosa mariposa salir de su capullo».[34]

En el artículo «The Structure and Metal Work of the Chrysler Building» («La estructura y metalistería del Edificio Chrysler») de la edición de octubre de 1930 de Architectural Forum, el arquitecto William van Alen explicó el diseño y la construcción de la corona y la aguja:[3]

Se diseñó una alta aguja para coronar el edificio. Esta tiene 56 metros de altura y 0,74 metros cuadrados de sección en su base. Tenía sección cuadrangular, con puntales ligeros y refuerzos diagonales, y pesaba en total 27 toneladas. Era manifiestamente imposible ensamblar esta estructura e izarla como una unidad desde el terreno, e igualmente imposible izarla en secciones y colocarlas como tal sucesivamente en sus posiciones finales. Además, sería más espectacular, por valor publicitario, hacer que esta aguja que 'perfora' las nubes apareciera inesperadamente.
Finalización

Los primeros inquilinos se trasladaron al Edificio Chrysler en abril de 1930, aunque la construcción aún no estaba finalizada totalmente. El 27 de mayo de 1930 se realizó la ceremonia formal de inauguración, que coincidió con la reunión anual de la Asociación de Propietarios y Comerciantes de la Calle 42. En el vestíbulo del edificio se colocó una placa de bronce «en reconocimiento a la contribución del Sr. Chrysler al avance de la ciudad». Las obras acabaron en agosto de 1930, pero curiosamente la fecha de finalización registrada en el Departamento de Construcción de Manhattan es el 19 de febrero de 1932.[7]

Cuando se completó, el 20 de mayo de 1930,[11]​ el aumento de altura producido por la aguja permitió que el Edificio Chrysler superara al 40 Wall Street y se convirtiera en el edificio más alto del mundo, superando también a la Torre Eiffel, que hasta entonces ostentaba el título de estructura más alta del mundo realizada por el hombre.[19][35]​ Fue el primer edificio con más de 300 metros de altura. La satisfacción de Van Alen con este logro probablemente fue eclipsada por la negativa posterior de Walter Chrysler a pagar sus honorarios.[11]​ Chrysler alegó que había recibido sobornos de proveedores, además Van Alen no había firmado ningún contrato con Walter Chrysler cuando este se hizo cargo del proyecto.[13][10]​ Van Alen le demandó y los juzgados dieron la razón al arquitecto, exigiendo a Chrysler que le pagara 840 000 dólares (un 6 % del presupuesto total del edificio).[36]​ Esta demanda disminuyó notablemente su reputación como arquitecto, lo que, unido a los efectos de la Gran Depresión y a las críticas negativas, acabó arruinando su carrera.[13][10]​ Van Alen terminó como profesor de escultura en el Beaux-Arts Institute of Design de Nueva York y murió en 1954.[13]​ Según Neal Bascomb, «el Edificio Chrysler fue su mejor obra, y la que generó su olvido».[13]

La finalización del Edificio Chrysler fue recibida por la crítica con reacciones encontradas. Van Alen fue aclamado como el «Doctor de la Altura»[14]​ y el «Ziegfeld de su profesión»,[14][nota 2]​ al mismo tiempo que el edificio era elogiado por ser «una expresión de la intensa actividad y la vibrante vida de nuestros días» y por «estar lleno del espíritu de la modernidad y representar el progreso en la arquitectura y los métodos de construcción modernos».[7]​ Sin embargo, algunas críticas describieron el edificio como solo un «destello que no encarna ninguna idea orgánica convincente»[13]​ y otra afirmó que era «claramente un diseño habilidoso, desarrollado para hacer que el peatón mire hacia arriba» (George Chappell),[38]​ pero que «no tenía importancia como diseño serio».[13]​ Otras críticas lo compararon con un «pez espada que mira hacia arriba»[39]​ o afirmaron que era «arquitectura de Little Nemo».[19]​ Lewis Mumford, partidario del Estilo Internacional y entonces el crítico de arquitectura más importante de los Estados Unidos, lo despreció por su «fútil romanticismo, su voluptuosidad sin sentido y su simbolismo vacío».[8][7]​ Entre las reacciones positivas, un crítico anónimo escribió en octubre de 1930 en Architectural Forum: «El Chrysler… se destaca por sí mismo, es algo diferente y solitario. Es simplemente la realización, el cumplimiento en metal y ladrillos del sueño de un hombre, un sueño de tal ambición y tal magnitud como para desafiar la comprensión y las críticas de los hombres y los criterios comunes».[3]

 El Edificio Chrysler en 1932

En poco menos de un año desde que abriera al público el 27 de mayo de 1930, el Edificio Chrysler fue superado en altura por el Empire State Building,[19]​ aunque aún sigue siendo el edificio de ladrillos más alto del mundo.[20]​ El Edificio Chrysler tuvo un gran éxito comercial, mayor que el del Empire State Building: en 1935 ya tenía alquilado el 70 % de su superficie.[40]

Walter P. Chrysler había pretendido crear el edificio de oficinas más deseable del momento:[7]

El Edificio Chrysler está dedicado al comercio y la industria mundial. Fue creado con el deseo de satisfacer la demanda de los ejecutivos de negocios de la actualidad, que, con su intensa actividad, debían tener el entorno y las condiciones más favorables. La necesidad de abundante luz y aire resultó en un edificio de bellas proporciones y gran altura. La importancia de la accesibilidad y el transporte dictaron la ubicación. El deseo de lo último en comodidad determinó la inclusión de elementos innovadores para cada necesidad, que contribuyen a la satisfacción del hombre de negocios en su oficina. Como entorno en el que se puede trabajar de manera cómoda y eficiente, este nuevo edificio establece un nuevo ideal, uno que permanecerá como medida de comparación para los edificios de oficinas del futuro. Por tanto, el Edificio Chrysler está dedicado como una firme contribución al progreso empresarial.
Propiedad  Comparación de la altura de algunos de los edificios más altos de Nueva York El Edificio Chrysler visto desde el Empire State Building

El lado este de la parcela de la torre discurre ligeramente en diagonal respecto a la cuadrícula de calles de Manhattan, siguiendo una parcelación anterior al Plan de los Comisarios de 1811.[41][42]​ Por ese lugar pasaba antiguamente una carretera, la antigua Boston Post Road, que serpenteaba por el este de Manhattan, en su mayor parte entre la Segunda y la Tercera Avenida, y conducía hasta Boston.[42]​ Con el paso del tiempo, el ayuntamiento vendió las parcelas que bordeaban esta carretera,[42]​ y el terreno en el que se sitúa actualmente el Edificio Chrysler se donó a The Cooper Union for the Advancement of Science and Art en 1902.[43]​ La Cooper Union, una universidad privada, sigue siendo propietaria de la parcela sobre la que se sitúa el edificio, pero no del edificio en sí. Esta institución está exenta de impuestos desde su carta de fundación de 1859, y la parcela constituye una dotación suya. Como consecuencia, los dueños del edificio pagan a la Cooper Union el dinero que iría destinado al Ayuntamiento de Nueva York en impuestos, unos ocho millones de dólares al año.[44][45]​ Originalmente, la parcela fue alquilada a William H. Reynolds, pero, después de que este no fuera capaz de encontrar financiación para el proyecto, Walter P. Chrysler adquirió los derechos de construcción en el terreno en 1928.[43][46]​ Al contrario de la creencia popular, la Chrysler Corporation no estuvo implicada en la construcción del Edificio Chrysler ni fue nunca su propietaria, aunque se diseñó y construyó para la empresa y fue su sede hasta mediados de los años cincuenta. En realidad, fue un proyecto personal de Walter P. Chrysler.[11]

La propiedad del edificio ha cambiado de manos en numerosas ocasiones. La familia Chrysler, que había heredado el inmueble tras la muerte de Walter Chrysler en 1940,[47]​ vendió el edificio en 1953 a William Zeckendorf[48]​ por 18 millones de dólares,[49]​ y en 1957 fue comprado por Sol Goldman y Alex DiLorenzo, y administrado por Massachusetts Mutual Life Insurance Company. Entre 1978 y 1979 se reformó el vestíbulo y se renovó la fachada.[50][51]​ En 1979 Jack Kent Cooke compró el edificio y en 1998, Tishman Speyer Properties y el Travelers Insurance Group adquirieron el Edificio Chrysler, subrogándose en la hipoteca, junto con el edificio adyacente de 32 plantas llamado Chrysler East —originalmente denominado Kent Building— por unos 220 millones de dólares (equivalentes a 370 millones de 2023).[52]

En 2001, se vendió el 75 % del edificio a TMW, la sucursal alemana de un fondo de inversiones de Atlanta, por 300 millones de dólares (equivalentes a 460 millones de 2023). No obstante, sus antiguos dueños —Tishman y Travelers— conservaron una participación de control de la torre y el edificio adyacente Chrysler East.[53]​ El 11 de junio de 2008, salió a la luz que el Abu Dhabi Investment Council se encontraba en negociaciones para comprar el 75 % del edificio que tenía TMW y un 15 % a Tishman Speyer Properties, así como un porcentaje del adyacente centro comercial Trylons por 800 millones de dólares.[54]​ El 9 de julio de 2008 se anunció que se había completado la transacción, y que el fondo de inversión emiratí se había convertido en dueño del 90 % del edificio.[55][56]

Renovaciones

En 1961 se llevó a cabo la primera limpieza de los elementos de acero inoxidable del edificio: aguja, corona, gárgolas y puertas de acceso.[57]​ En 1995 se restauraron de nuevo para que recuperaran su brillo y apariencia originales, con un coste de 1,5 millones de dólares.[58]​ Para la limpieza se aplicó una solución jabonosa, un desengrasante y un abrasivo suave; además, se reemplazaron algunos listones de acero dañados de la aguja y varias uniones de las gárgolas fueron soldadas de nuevo.[58]​ Estas obras, dirigidas por Hoffman Architects y ejecutadas por Nicholson & Galloway,[59][60]​ recibieron el Lucy G. Moses Preservation Award entregado por la New York Landmarks Conservancy en la edición de 1997.[61]

Entre 2001 y 2003 se llevó a cabo otra restauración del Edificio Chrysler, dirigida por la empresa de Thornton Tomasetti.[62]​ En esta intervención se repararon las partes dañadas de la fachada y se restauraron los bastidores originales de acero de las 3500 ventanas.[62]​ También se sustituyeron algunos escaparates deteriorados de la planta baja para permitir el acceso a discapacitados, manteniendo el estilo original.[62]​ Por último, se repararon y sustituyeron algunos paneles de acero inoxidable de la corona.[62]​ En los años 2010 y 2011 se renovaron y mejoraron los sistemas de energía, fontanería y gestión de residuos del edificio, lo que produjo una disminución del 21 % de su consumo total de energía y del 64 % de su consumo de agua.[63][64]​ El 81 % de los residuos generados son reciclados.[64]​ En 2012, el edificio recibió la acreditación LEED Oro del US Green Building Council, que acredita su sostenibilidad y eficiencia energética.[63][64]

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